Si estás embarazada, deberías prestar atención al yodo.
¿Al yodo? ¿Qué es el yodo?
Es un elemento esencial para la vida. Interviene en la elaboración de las hormonas tiroideas, necesarias para el desarrollo y maduración del cerebro y para la regulación del metabolismo y la temperatura corporal.
¿Dónde se encuentra el yodo?
En su forma habitual, en el agua del mar. Los pescados de mar, los mariscos y las algas marinas son ricos en yodo. Otros productos como la leche y otros derivados lácteos, la carne o los huevos, ofrecen un contenido variable en yodo. Nuestro organismo no produce de forma natural yodo. Hemos de obtenerlo a través de la alimentación.
¿Qué efectos puede tener la falta de yodo?
Cuando el aporte de yodo es escaso, la producción de hormonas tiroideas disminuye. Eso tendrá consecuencias negativas para la salud, que dependerán del grado de deficiencia y del momento de la vida en que ocurra. Son los llamados trastornos por déficit de yodo.
Un aporte insuficiente de yodo durante el embarazo aumenta el riesgo de aborto y mortalidad perinatal y puede afectar al desarrollo físico y mental del bebé.
Durante la infancia, el déficit de yodo puede ocasionar una disminución del crecimiento y de la capacidad intelectual del niño/a.
El bocio o aumento del tamaño de la glándula toroide es una de las manifestaciones más frecuentes.
¿Cómo prevenir estos problemas?
Consumiendo alimentos rocos en yodo y utilizando sal yodada al aliñar y cocinar los alimentos. Esto es aconsejable para toda la población, incluidos los niños y las mujeres en edad fértil.
Tener unas buenas reservas de yodo antes de quedarte embarazada es fundamental. También durante la gestación y la lactancia es importante mantener unos niveles de yodo adecuados.
No obstante, tanto la carencia como el exceso pueden ser contraproducentes. Ante la duda, consulta siempre a tu médico.
¿Dónde comprarla?
En tu supermercado habitual. Puedes encontrar tanto sal yodada como yodada y fluorada, si también se le ha añadido flúor. ¡No la confundas con la marina!
Ten en cuenta que la humedad o el calor pueden hacer descender los niveles de yodo en la sal, por lo que evita mantener almacenada la sal mucho tiempo y protégela de condiciones extremas.